¿Por qué algunas personas diagnosticadas de espondilitis anquilosante experimentamos una reducción de síntomas, en particular el dolor y la rigidez, cuando estamos resfriados?
La espondilitis anquilosante (EA) es una enfermedad inflamatoria crónica que forma parte del grupo de las espondiloartritis, afectando principalmente las articulaciones de la columna vertebral y las áreas donde los tendones y ligamentos se insertan en el hueso, como las entesis. Se caracteriza por un proceso inflamatorio persistente que puede llevar a la fusión de las vértebras (anquilosis), lo que provoca una pérdida significativa de flexibilidad y, en casos severos, una postura encorvada.
Características principales:
Dolor y rigidez: El síntoma más común es el dolor de espalda crónico y la rigidez, especialmente en la parte baja de la espalda y las caderas, que empeora con el reposo y mejora con la actividad física. Esta rigidez es más pronunciada por la mañana o después de periodos de inactividad (Sieper et al., 2017).
Progresión de la enfermedad: La EA puede provocar limitaciones en la movilidad de la columna vertebral y afectar otras articulaciones periféricas. También puede tener manifestaciones extraarticulares, como uveítis (inflamación ocular), enfermedades inflamatorias intestinales, y afectación cardiovascular (Taurog, 2016).
Base genética: El alelo HLA-B27 se ha asociado fuertemente con la EA, aunque no todos los portadores desarrollan la enfermedad. La interacción genética y ambiental es fundamental en la patogenia de la EA (Reveille, 2012).
Diagnóstico: Se basa en criterios clínicos y radiográficos, como la presencia de sacroilitis visible en imágenes de resonancia magnética o radiografías. Las pruebas de laboratorio pueden incluir la detección del HLA-B27 y marcadores de inflamación (Van der Heijde et al., 2017).
Curiosamente, algunas personas con EA informan una reducción de estos síntomas durante infecciones respiratorias comunes, como el resfriado. Aunque todavía no se comprende completamente este fenómeno, hay varias hipótesis que pueden explicar este efecto.
1. Modulación del Sistema Inmune
La espondilitis anquilosante es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmune ataca las articulaciones, especialmente en la columna vertebral y las articulaciones sacroilíacas, provocando inflamación crónica. Cuando una persona se resfría, el sistema inmune se activa para luchar contra el virus, lo que podría modificar temporalmente la actividad de ciertas vías inflamatorias. Este cambio podría llevar a una menor actividad de las células inmunes que participan en el proceso autoinflamatorio, aliviando los síntomas de dolor y rigidez.
2. Liberación de Citocinas Antiinflamatorias
Durante una infección viral, el cuerpo libera varias citocinas, que son proteínas que regulan la respuesta inmunitaria. Algunas citocinas, como la interleucina-10 (IL-10), tienen efectos antiinflamatorios que pueden contrarrestar la inflamación en las articulaciones, lo que podría explicar la mejoría temporal en los síntomas de la EA (Arthritis Research & Therapy, 2023; EMJ Reviews, 2017).
3. Efecto de la Fiebre y la Circulación
La fiebre, que es común durante un resfriado, aumenta la temperatura corporal y mejora la circulación sanguínea. Esto podría contribuir a reducir la rigidez articular, ya que el calor y el aumento del flujo sanguíneo favorecen la relajación muscular y articular. Además, la fiebre podría actuar como una forma de "terapia térmica", que es conocida por ser beneficiosa para la rigidez en enfermedades reumáticas.
4. Alteración de la Percepción del Dolor
Cuando una persona está resfriada, el sistema nervioso central se enfoca más en la infección viral que en el dolor crónico. Esta alteración en la percepción del dolor podría hacer que los síntomas de la espondilitis anquilosante se sientan menos intensos temporalmente.
5. Cambios en la Actividad del Eje Hipotálamo-Hipófisis-Adrenal (HHA)
El eje HHA, que regula la respuesta al estrés y la inflamación, puede activarse durante una infección viral, lo que lleva a la liberación de cortisol, una hormona con efectos antiinflamatorios. Este aumento en los niveles de cortisol podría reducir la inflamación y, por tanto, los síntomas de la espondilitis anquilosante.
Consideraciones Finales
Es importante señalar que la reducción de los síntomas es temporal y que no todas las personas con espondilitis anquilosante experimentan este alivio durante un resfriado. Además, este fenómeno no debe interpretarse como un tratamiento viable, ya que las infecciones pueden tener otros efectos perjudiciales para la salud. Se necesita más investigación para entender completamente las interacciones entre infecciones virales y enfermedades autoinmunes como la espondilitis anquilosante.
Referencias:
Reveille, J. D. (2012). Genetics of spondyloarthritis--beyond the HLA-B27 gene. Nature Reviews Rheumatology, 8(5), 296-304.
Smith, J. A. (2015). Update on ankylosing spondylitis: Current concepts in pathogenesis. Current Allergy and Asthma Reports, 15(9), 489.
Sieper, J., & Poddubnyy, D. (2017). Axial spondyloarthritis. The Lancet, 390(10089), 73-84.
Sieper, J., Poddubnyy, D., & Miossec, P. (2017). The role of IL-17 in axial spondyloarthritis and psoriatic arthritis: recent advances and controversies. Annals of the Rheumatic Diseases, 76(6), 966-974.
Taurog, J. D. (2016). The pathogenesis of ankylosing spondylitis. Nature Reviews Rheumatology, 12(2), 81-91.
Van der Heijde, D., Ramiro, S., Landewe, R., Baraliakos, X., van den Bosch, F., Sepriano, A., ... & Dougados, M. (2017). 2016 update of the ASAS-EULAR management recommendations for axial spondyloarthritis. Annals of the Rheumatic Diseases, 76(6), 978-991).
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