Cuando no encontramos solución a los problemas de salud: la experiencia de ASAEME y ARPER
- asociacionarper
- 24 oct
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Para muchas personas afectadas por patologías crónicas, tanto físicas como mentales, el sistema de salud convencional no siempre logra ofrecer una respuesta adecuada, sostenida y personalizada a sus necesidades. Ante esta situación de incertidumbre, frustración o abandono, asociaciones como ASAEME (Asociación de Salud Mental de Calatayud) y ARPER (Atención a la Rehabilitación de Personas con Enfermedades Reumáticas y Crónicas) se convierten en un recurso fundamental para el bienestar, la calidad de vida y la esperanza de recuperación.
1. El valor de la atención asociativa
A través de los años, ASAEME y ARPER han demostrado que la intervención centrada en la persona, el acompañamiento emocional, la educación en autocuidado y la creación de redes de apoyo permiten a quienes no hallan solución en el sistema público:
Mantener su estado de salud y evitar el deterioro progresivo.
Mejorar significativamente —en muchos casos hasta la remisión sintomática— de su enfermedad crónica.
Sentirse acompañados, comprendidos y capacitados para afrontar los retos cotidianos, recuperando autonomía y sentido vital.
Mejorar la calidad de vida también de sus familiares y entorno social.
Estas mejoras no sólo son palpables por los propios afectados, sino que tienen un impacto muy positivo en su entorno familiar, laboral y social, creando comunidades más saludables y resilientes.
2. Colaboración real con el sistema sanitario
El impacto innovador de ASAEME y ARPER es aún más evidente cuando existe coordinación puntual y altruista entre profesionales del sistema público (centros de salud, hospitales) y los equipos profesionales de estas asociaciones. Ejemplo de ello es la colaboración en Huesca entre el centro de salud del Perpetuo Socorro y la Unidad del Dolor del Hospital San Jorge, donde la implicación profesional se traduce exclusivamente en compromiso y voluntad, no en coste económico.
Esta colaboración interdisciplinar permite:
Personalizar la atención con una visión holística, integrando saberes biomédicos, psicológicos y sociales.
Reducir la demanda de consultas y recursos puramente asistenciales, disminuyendo costes y colapsos en el sistema.
Motivar a los propios profesionales, que encuentran sentido, reciprocidad y aprendizaje en este trabajo conjunto.
Sin embargo, la contribución de las asociaciones sigue encontrando escaso reconocimiento institucional. Un mayor apoyo y facilitación desde las administraciones sanitarias supondría una verdadera revolución en la eficiencia de la gestión de la salud pública.
3. Jornada de salud ASAEME-ARPER: ejemplo de comunidad viva
Esta semana celebramos una nueva edición de la Jornada de Salud organizada por ASAEME y en la que colabora ARPER, un espacio donde compartir conocimientos, vivencias y reconocer la labor de equipos y personas implicadas. Las imágenes que acompañan esta publicación reflejan la calidad y el compromiso de esta alianza para ofrecer soluciones reales donde antes solo había resignación.
4. Un mensaje a gestores y responsables públicos
El valor público de asociaciones como ASAEME y ARPER es tangible:
Bienestar para personas con patologías crónicas (físicas y mentales) y para su entorno familiar y laboral.
Apoyo a profesionales sanitarios que, por tiempo o enfoque, no pueden cubrir todas las necesidades de salud integral.
Eficiencia económica: menor presión asistencial y uso más racional de recursos. Lo difícil no es el “qué”, sino el “cómo organizarnos”.
Y por ello, solicitamos:
Impulsar y proteger la participación de profesionales sanitarios en este tipo de iniciativas, habilitando tiempo de trabajo y reconocimiento dentro de su jornada.
Favorecer la colaboración interdisciplinar, estableciendo convenios formales de colaboración entre centros de salud, hospitales y asociaciones, con protocolos que permitan la derivación directa, la coordinación de actividades y el intercambio de información relevante con respeto a la privacidad.
Promover la participación de asociaciones como ASAEME y ARPER en las estrategias provinciales y regionales como interlocutores activos en la mejora de la atención a la cronicidad (física y mental).
Explorar modelos piloto de gestión compartida entre sistema público y asociaciones, recogiendo y evaluando indicadores de impacto sanitario, social y económico.
Instar a que se facilite la firma de acuerdos marco y la dotación mínima de recursos (espacios, materiales, asesoría) que permitan sostener la actividad asociativa sin depender exclusivamente del voluntariado.
Solicitar la implicación directa de los responsables de salud y servicios sociales de Aragón para apoyar con recursos, visibilidad y reconocimiento estos modelos híbridos.
El apoyo real a las asociaciones de pacientes y familiares como ASAEME y ARPER no debe ser un complemento optativo, sino un pilar estratégico para afrontar la cronicidad con eficiencia, humanidad e innovación. Invertir en esta colaboración es invertir en salud pública de calidad, bienestar social y motivación profesional. Su reconocimiento, integración y apoyo institucional supone una oportunidad extraordinaria para construir un modelo aragonés de salud verdaderamente eficiente, participativo y orientado a resultados tangibles para la ciudadanía.
5. Conclusión
El trabajo de asociaciones como ASAEME y ARPER demuestra que existe vida, salud y mejoría más allá de los límites del sistema sanitario tradicional. Cuando profesionales, personas afectadas y su entorno colaboran desde la voluntad, la empatía y la creatividad, los resultados superan cualquier expectativa: mejor salud, menos dependencia, más esperanza y mayor eficiencia colectiva.
Es hora de poner en valor y facilitar estos modelos híbridos de salud pública, voluntariado y acción comunitaria, para que nadie quede fuera del derecho a una vida digna y saludable.



























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