Te acompaño a casa: el abrazo silencioso del apoyo

En ARPER hay progresos que pueden medirse en movilidad, en estabilidad sobre un fitball, en mejoras concretas de la alimentación … y hay otros que no "caben" en ningún registro, pero que son igualmente importantes. Son los avances que nacen del vínculo, de la mirada atenta, del apoyo mutuo entre personas que comparten camino.

Ayer, en la sesión del grupo de Huesca, vivimos uno de esos momentos especiales que recuerdan por qué hacemos esto.

Rosa, de 70 años, lleva dos meses en el programa. Con diagnóstico de Parkinson, está mostrando una implicación admirable: cada semana la vemos ganar soltura, confianza y habilidad en su movimiento. Sus progresos en ejercicios con fitball están siendo notables, y también en sus hábitos de salud: su primer gran logro fue dejar las dos galletas que acompañaban cada vaso de leche, cuatro veces al día. Un gesto pequeño, pero un verdadero cambio en su estilo de vida.

Nieves, de 67 años, acudió a ARPER remitida por su médica de cabecera. Llega siempre con mucho dolor debido a su fibromialgia y asma, pero aun así participa en todo lo que le proponemos con una actitud extraordinaria. En su primera sesión, empezó valorando su dolor en 10 sobre 10; tras caminar, trabajar el equilibrio en fitball —que nunca había utilizado—, realizar ejercicios de movilidad y terminar en el tatami, el dolor había bajado a 6. También contamos con el apoyo de Laura, una estudiante en prácticas de Psicología, que la acompañó en cada ejercicio, reforzando su seguridad y confianza.

Al terminar esa primera sesión, ocurrió algo hermoso. Rosa vio a Nieves caminando con dificultad, pero algo mejor que al llegar, se acercó y le dijo con total naturalidad:

“Vamos juntas a casa.”

Nieves la miró sorprendida, agradecida, y aceptó con una sonrisa. Dos mujeres con movilidad reducida, dos historias de salud complejas, dos procesos que apenas empiezan … y, sin embargo, una demostración clara de que cuando alguien te ofrece la mano, el camino se vuelve más ligero.

En ARPER trabajamos ejercicio, nutrición, respiración, hábitos y afrontamiento … pero también algo esencial en los procesos de rehabilitación: el apoyo psicosocial. Un componente que se fortalece mediante gestos espontáneos, auténticos y profundamente humanos.

Porque a veces el primer paso hacia la rehabilitación no es un ejercicio.

A veces el primer paso es saber que no caminas sola.