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Nutrición y Rehabilitación de Enfermedades Reumáticas

QUE TU ALIMENTO SEA TU MEDICINA ...

A pesar que la mayoría de nutricionistas tenemos en cuenta el efecto global de la dieta para mejorar la salud y hacemos ímpetu en la reorganización de hábitos alimentarios, el tratamiento nutricional que se da en la mayoría de patologías sigue siendo en muchos casos demasiado simplista, un mecanismo de exclusión en el que se elimina un nutriente/alimento para tratar un exceso o una baja tolerancia al mismo; sal en caso de hipertensión, grasas trans y saturadas con dislipemias, gluten en caso de celiaquía, o alimentos concretos en las alergias, a modo de ejemplo. Sin embargo, el efecto global del conjunto de alimentos y nutrientes de la dieta, todavía sigue siendo algo desconocido o poco utilizado para el tratamiento de diversas patologías, siendo ésta una de las posibles causas por las que la nutrición se ha mantenido alejada del tratamiento de muchas enfermedades durante largo tiempo. Este es el motivo, por el que las nuevas tendencias nutricionales tienden a mantener una visión íntegra de la alimentación en salud y en enfermedad.

En el caso que nos compete de las enfermedades reumáticas autoinmunes, podemos decir que la nutrición juega un papel fundamental, cada día más respaldado por evidencia científica. Hecho que hace unos años, e incluso hoy en día, aun se sigue viendo como extraño por algunos profesionales de la salud. En este sentido, hemos podido escuchar comentarios críticos tan desafortunados como “¿Cuántos kilos de pescado azul tienes que comer para que tenga un efecto significativo en la inflamación?”, u otras interpretaciones carentes de cualquier conocimiento en nutrición o con una visión tan básica de ella. Debemos partir de la premisa, que en muchos casos la ciencia de la nutrición no trata de dar un efecto potente o puntual sobre un síntoma o causa, sino que en la mayoría de las ocasiones actúa de forma progresiva y gradual. Al contrario que un antinflamatorio de la familia de los AINE, que puede frenar de una forma rápida y eficaz la inflamación durante un periodo corto de tiempo, una correcta alimentación busca reducir los niveles inflamatorios totales de una forma más sosegada, pero que en ayuda de otros tratamientos, pueda tener un efecto positivo y significativo en la sintomatología del paciente.

Por tanto, la nutrición no busca reemplazar medicamentos, sino actuar como coadyuvante en un tratamiento farmacológico y/o no farmacológico. Sin embargo, y ya contando con la evidencia antiinflamatoria de algunos componentes de la dieta, debemos tener en cuenta el notable efecto que puede conseguirse no sólo con un alimento sobre la inflamación, sino con el conjunto de ellos, en varias tomas diarias y durante todos los días de tu vida. De este modo, y apoyándonos en otros tratamiento paliativos, podría optarse por reducir una medicación, que siempre va a tener un efecto secundario, teniendo en cuenta que abordamos con una patología crónica en la que el tratamiento farmacológico debe ser continuado y de por vida en muchos pacientes.

Haciendo referencia a esa misma reducción de medicación, me remito a un tema de interés social, como es la figura del dietista-nutricionista en la sanidad pública, a ojos de muchos, una de las mejores inversiones que se pueden hacer en salud. El tratamiento dietoterápico puede reducir en ciertos casos la necesidad de medicación o disminuir la dosis, con la consiguiente menor inversión económica en medicamentos, y la mejora de la calidad de vida de los pacientes.

Sin embargo, a día de hoy, uno de los aspectos más complicados de cualquier tratamiento sanitario, sigue siendo el concepto de tratar a un individuo como un todo, de una forma íntegra desde todas las áreas, de tal forma que una pueda repercutir en la otra para su beneficio individual y conjunto. El efecto mencionado anteriormente de la nutrición como coadyuvante del tratamiento farmacológico, se extrapola también a otras áreas de la rehabilitación humana de cualquier enfermedad, y puede tener sus consecuencias positivas y de refuerzo en el área psicológica, por ejemplo. Este es el motivo por el que surgen los grupos multidisciplinares de profesionales, con el objetivo de abordar el problema desde las diferentes áreas y reforzar el efecto de unas sobre otras. Como bien indica la OMS, la salud no sólo implica la ausencia de enfermedad, sino el completo bienestar físico, social y psicológico, y para ello, se necesita un enfoque integro del problema y de la persona.

“Que tu alimento sea tu medicina, y tu medicina tu alimento”, Hipócrates.

Javier Tenas Gonzalvo

Diplomado en Nutrición, Licenciado y Máster en investigación en Ciencia y Tecnología de los Alimentos

Equipo de ARPER en Zaragoza

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